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viernes, 30 de diciembre de 2011

Adiós 2011

El 2011 ha sido un año de euforia digital, de relaciones y revoluciones, pero sobre todo el año de las personas, y no sólo porque la revista 'Times' nombre personaje del año a 'The protester' sino, porque las redes sociales han dejado de ser un espacio para la frivolización y la diversión y han dado un paso más, conectando a personas, sus problemas, miedos e ilusiones.
Portada de la revista 'Times' para el personaje del año. Fuente: periodismohumano.com
El año empezaba con la eclosión de la 'Primavera Árabe' cuya propagación habría sido imposible sin internet. Cientos de ciudadanos en Tunez, Egipto, Marruecos, Libia o Siria, protagonizan manifestaciones masivas y acampadas en plazas para exigir que sus gobiernos sean elegidos democráticamente.

Plaza Tahrir o de la Liberación. El Cairo, 25 de enero. Fuente: periodismohumano.org
Unos meses más tarde el movimiento 15M estalla en España, como producto del descontento social y la desconfianza generalizada en la clase política. El 15 de mayo tienen lugar en más de 60 ciudades una serie de manifestaciones y protestas pacíficas que exigen una 'Democracia Real Ya'. Jóvenes (y no tan jóvenes) vuelven a utilizar la red como medio para articular las protestas en España y encienden una mecha que se extiende por todo el mundo. De modo que, el 15 de octubre, a nivel internacional vuelven a reproducirse manifestaciones caracterizadas por el descontento social de la ciudadanía frente a la gestión de la crisis económica, esta vez bajo el lema 'United for a Global Change' en más de 1.000 ciudades de 80 países.

Plaza del Sol. Madrid, 15 de octubre. Fuente: todoporhacer.org
Las redes sociales, con Twitter a la cabeza han servido como catalizador para protestas mundiales. Esta red ha abierto una nueva vía al despertar del debate político: en 2011 hemos podido ver como los gabinetes de comunicación, e incluso los propios candidatos políticos a la presidencia de España la utilizaban para desarrollar su campaña electoral, no obstante, se veían obligados a “devolver la pelota de su tejado” y tenían que responder las sugerencias y cuestiones planteadas por los ciudadanos, así que han debido pelear los votos, lejos de los baños de masas de los mítines electorales a los que acostumbraban.

Twittometro del diario Público.es
El 2011 ha sido el año de los community managers, de los content curators, el año de la profesionalización de la conversación, del triunfo del 'Manifiesto Cluetrain'. El marketing tradicional no tiene cabida en la red en la que los más importante es la conversación y las personas que hay detrás de esas opiniones. Las empresas y corporaciones encuentran en la humanidad y el sentido del humor la clave de su éxito. Y si hemos de hablar de predicciones para el próximo año, los expertos continúan siguiendo la línea del 2011 apostando por la geolocalización, el social media intelligence, el ecommerce y el valor de las métricas basadas en la influencia dentro de las redes.

Personalmente, creo que el 2012 será también el año del crowdfunding, de la colaboración y del surgimiento de nuevos modelos de trabajo que sean eficaces en el contexto de la crisis económica en que nos encontramos. Plataformas como Goteo.org han contribuido a que proyectos interesantísimos como #Bookcamping puedan desarrollarse gracias a la colaboración de gente como tú y como yo, que aportan su pequeño granito de arena.


#bookcamping es un proyecto de cultura libre, una comunidad en torno a una biblioteca abierta y colaborativa

El crowdfunding puede ser la vía para que muchos proyectos puedan emprenderse en la red, sobre todo en materia de cultura, un sector que está sufriendo mucho por su dependencia de las subvenciones estatales y a pesar de ser un pilar fundamental para el crecimiento de nuestro país. Si algo caracteriza a España a nivel internacional es su riqueza cultural, es un potencial que no debemos desperdiciar, ya que puede contribuir mucho a mejorar la situación en el país. Solo nos queda esperar a ver que nos deparará este nuevo año... Se aceptan apuestas.



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