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miércoles, 14 de marzo de 2012

Excedente


Excedente. El Consejero de Educación, Cultura y Deportes, Marcial Marín ha declarado hoy que "en casos como en Humanidades hay excedentes de titulados". Excedente es lo que soy. Licenciada en Humanidades y Máster en Humanidades Digitales por la Universidad de Castilla - La Mancha. Quisiera creer que cuando el señor Marín se refiere a los titulados en Humanidades con este adjetivo, lo hace como personas excepcionales, que salen de la regla, en ocasiones, incluso excéntricos. Pero me temo que en realidad, somos sobrantes. Y en mi caso, con una doble titulación humanística, ¿podría decirse que me he quedado arrinconada en el almacén hasta que vuelva a estar de moda para exhibirme en el expositor?

Estudié Humanidades por vocación, no porque sea una inútil a la que se le resistan las ciencias. A lo largo de estos años en la universidad he visto como mis compañeros buscaban su sitio como gestores culturales, bibliotecarios, documentalistas, periodistas, investigadores, animadores sociales, profesores de historia, lengua, geografía, arte... y todos y cada uno de ellos realiza una labor imprescindible para nuestra sociedad.

Dominados por un sistema neoliberal, existe un empeño generalizado en continuar con el desprestigio de las humanidades por su escasa contribución al crecimiento económico del país. Desde que se desencadenó la crisis económica -incluso antes- la política cultural del país ha ido en detrimento, confluyendo con una sucesiva desaparición de estas disciplinas en los planes de estudios por su baja rentabilidad. Sin embargo, el mismísimo gigante Google afirmaba hace menos de un mes que "contratará a más de 4.000 humanistas en los próximos años". Entonces, ¿son las humanidades tan poco rentables?

Sospecho que esta cruzada contra las Humanidades, más que atender a un motivo económico, se relaciona con el hecho de que estos estudios fomentan una actitud crítica y una sensibilidad social que queda obviada en otras disciplinas. Mantener y conservar la identidad cultural de un país puede resultar contradictorio frente a las políticas tecnócratas que se imponen día a día para extender el poder de la globalización económica. 

La desaparición de las humanidades de las universidades servirá para sentar las bases para una progresiva erradicación de la educación cultural y humanística que, inevitablemente conducirá a la desaparición de lazos sociales e identidad cultural en España. Y ¿quiénes serán los excedentes entonces?


"La pluma es más poderosa que la espada"
Baron Lytton











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